"El apocalipsis"
Cuarta parte
“XI.19 Se abrió el templo de Dios, que está
en el cielo, y dejose ver el arca del Testamento en su templo, y hubo relámpagos,
y voces, y rayos, y un temblor, y granizo fuerte
XII.1 Apareció
en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en el sol, con la luna debajo
de sus pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas, 2 y,
estando encinta, gritaba con los dolores de parto y las ansias de parir. 3
Apareció en el cielo otra señal y vi un gran dragón, de color de fuego, que
tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre la cabeza siete coronas.4
Con su cola arrastró la tercera parte de los astros del cielo, y los arrojó a
la tierra. Se paró el dragón delante de la mujer, que estaba a punto de parir,
para tragarse a su hijo en cuanto le pariese. 5 Parió un varón, que
ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro, pero el Hijo fue
arrebatado a Dios y a su trono. 6 La Mujer huyó, al desierto, en
donde tenía un lugar preparado por Dios para que allí la alimentasen durante
mil doscientos sesenta días.
7 Hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles peleaban con el
Dragón, 8 y peleó el dragón y
sus ángeles, y no pudieron triunfar ni fue hallado su lugar en el cielo. 9
Fue arrojado el dragón grande, la antigua serpiente, llamada Diablo y Satanás,
que extravía a toda la redondez de la tierra, y fue precipitado en la tierra, y
sus ángeles fueron con él precipitados. 10 Oí una gran voz en el
cielo que decía: Ahora llega la salvación, el poder, el reino de nuestro Dios y
la autoridad de su Cristo, porque fue precipitado el acusador de nuestros
hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios de día y de noche. 11
Pero ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su
testimonio, y menospreciaron su vida hasta morir. 12 Por eso,
regocijaos, cielos y todos lo que moráis en ellos. ¡Ay de la tierra y de la
mar!, porque descendió el diablo a vosotras animado de gran furor por cuanto
sabe que le queda poco tiempo.
13 Cuando el dragón se vio precipitado en la tierra, se dio a
perseguir a la mujer que había parido al Hijo varón. 14 Pero
fuéronle dadas a la mujer dos alas de águila grande, para que volase al
desierto, a su lugar, donde es alimentada por un tiempo y dos tiempos y medio
tiempo, lejos de la vista de la serpiente. 15 La serpiente arrojó de
su boca, detrás de la mujer, como un río de agua para hacer que el río la
arrastrase. 16 Pero la tierra vino en ayuda de la mujer, y abrió la
tierra su boca, y se tragó el río que el dragón había arrojado de su boca. 17
Se enfureció el dragón contra la mujer, y fuese a hacer la guerra contra el
resto de su descendencia, contra los que guardan los preceptos de Dios y tienen
el testimonio de Jesús. 18 Se apostó sobre la playa del mar.” Sagrada
Biblia Nácar- Colunga (Madrid 1975)
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