viernes, 29 de junio de 2012

"El apocalipsis" (texto)


"El apocalipsis"
Cuarta parte
“XI.19 Se abrió el templo de Dios, que está en el cielo, y dejose ver el arca del Testamento en su templo, y hubo relámpagos, y voces, y rayos, y un temblor, y granizo fuerte
XII.1 Apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas, 2 y, estando encinta, gritaba con los dolores de parto y las ansias de parir. 3 Apareció en el cielo otra señal y vi un gran dragón, de color de fuego, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre la cabeza siete coronas.4 Con su cola arrastró la tercera parte de los astros del cielo, y los arrojó a la tierra. Se paró el dragón delante de la mujer, que estaba a punto de parir, para tragarse a su hijo en cuanto le pariese. 5 Parió un varón, que ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro, pero el Hijo fue arrebatado a Dios y a su trono. 6 La Mujer huyó, al desierto, en donde tenía un lugar preparado por Dios para que allí la alimentasen durante mil doscientos sesenta días.
7 Hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles peleaban con el Dragón, 8  y peleó el dragón y sus ángeles, y no pudieron triunfar ni fue hallado su lugar en el cielo. 9 Fue arrojado el dragón grande, la antigua serpiente, llamada Diablo y Satanás, que extravía a toda la redondez de la tierra, y fue precipitado en la tierra, y sus ángeles fueron con él precipitados. 10 Oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora llega la salvación, el poder, el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios de día y de noche. 11 Pero ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio, y menospreciaron su vida hasta morir. 12 Por eso, regocijaos, cielos y todos lo que moráis en ellos. ¡Ay de la tierra y de la mar!, porque descendió el diablo a vosotras animado de gran furor por cuanto sabe que le queda poco tiempo.
13 Cuando el dragón se vio precipitado en la tierra, se dio a perseguir a la mujer que había parido al Hijo varón. 14 Pero fuéronle dadas a la mujer dos alas de águila grande, para que volase al desierto, a su lugar, donde es alimentada por un tiempo y dos tiempos y medio tiempo, lejos de la vista de la serpiente. 15 La serpiente arrojó de su boca, detrás de la mujer, como un río de agua para hacer que el río la arrastrase. 16 Pero la tierra vino en ayuda de la mujer, y abrió la tierra su boca, y se tragó el río que el dragón había arrojado de su boca. 17 Se enfureció el dragón contra la mujer, y fuese a hacer la guerra contra el resto de su descendencia, contra los que guardan los preceptos de Dios y tienen el testimonio de Jesús. 18 Se apostó sobre la playa del mar.” Sagrada Biblia Nácar- Colunga (Madrid 1975)

domingo, 10 de junio de 2012

Información sobre Nuevo Testamento


NUEVO TESTAMENTO.

         Es el que se produce con la llegada de Jesús, que con su muerte sella una nueva alianza entre Dios y la humanidad. La alianza se universaliza, hecho éste que se explicita a través de su crucifixión en el Monte Calvario y su posterior resurrección. La presencia de Jesús y su doctrina quiebra en dos la historia religiosa del mundo occidental sobre todo, aunque también el oriental. Y esto se produce porque se debate en torno a que el mismo sea el mesías. Para el mundo hebreo de la época :
1.       Jesús es auténticamente el mesías anunciado por los profetas, que ha venido a salvar a los hombres, pero no en esta vida. La  salvación vendrá después de la muerte. Así ya lo había presentado Isaías, un ser despreciado y perseguido que se ofrenda en sacrificio de la redención del mundo.
2.      Para otros es un embaucador, especialmente para la aristocracia intelectual y para la casta sacerdotal palestínica, en razón que el judaísmo tradicional siempre vio un mesías terrenal y triunfante, que liberaría a Israel del poder enemigo y le devolvería al pueblo la grandeza de la época de los reyes.

Para quienes creen que Jesús es el mesías el Nuevo Testamento es literatura inspirada, revelada por Dios. Esto es así para católicos, protestantes y ortodoxos. En cambio no es considerado de este modo para los judíos.

Canon del Nuevo Testamento.

El Cristianismo es una religión catequista, es decir predicada a los hombres para su conversión a la nueva fe. Los apóstoles debieron continuar la misión emprendida por Jesús.
El primer material del Evangelio es la vida y prédica de aquel. Este término- Evangelio- proviene del griego euaggelos, eu significa bueno/a y aggelos noticia, mensaje. En la época de Homero era la propina que recibía el mensajero de buenas noticias. Posteriormente designó el mensaje. Con esta acepción fue usada para la traducción de las escrituras al griego.
En el Antiguo Testamento designa la noticia de que está cerca el reino de los cielos y que pronto llegará ese mensajero de los desgraciados.
En el Nuevo Testamento se afirma que este mensajero es Jesús, él es el mesías.
Luego de su muerte, los apóstoles quedaron como depositarios del mensaje y de la misión catequizadora. De todos se indica a Pedro como quien tomó la iniciativa en esta materia, para lo cual contaba con su memoria de los hechos y las palabras. Comienza así la etapa de la transmisión oral del Evangelio, iniciada en Jerusalén, continuada en Antioquia y llevada finalmente a Roma. Pero en cada lugar debió adaptar su prédica al pueblo que lo escuchaba. De esta transmisión oral proceden las versiones canónicas que constituyen la etapa del evangelio escrito.
Podemos distinguir:
v     El Evangelio histórico, esto es, la buena nueva hecha realidad en el mesías.
v     El Evangelio oral, predicado por los apóstoles, adaptado a los diferentes pueblos con misión catequística...
v     El Evangelio escrito.

Cuando la prédica oral se fijó por escrito, se la denominó EL EVANGELIO en singular, porque transmiten UNA buena nueva, aunque en diferentes versiones, por esto se dice: “según San...”. Cada uno de los autores da su versión personal de la vida y prédica de Jesús.
            Hay cuatro versiones canonizadas, pues se entendió que eran reveladas. No había duda de ninguna naturaleza acerca de los autores, su contemporaneidad y vinculación directa con Jesús o con algunos de sus discípulos. Cada versión está dirigida a un mundo diferente y su autor de acuerdo a sus características personales se propuso una meta distinta.
I-                 El Evangelio según San Mateo.
Fue uno de los apóstoles elegidos por Jesús y estuvo presente en todo su ministerio. Sus destinatarios fueron los judíos de Palestina, entre quienes había predicado primero oralmente. Se dirigía tanto a los conversos como a los incrédulos.
Ve en el mensaje de Jesús, no una ruptura con el mensaje tradicional sino una continuación y confirmación. Enfatiza la idea de la perfección del mismo que se puede observar en el Sermón del Monte: “Yo no he venido a abrogar la ley sino a hacerla cumplir.” Mateo 17.
La primera versión del Evangelio según San Mateo fue escrita en arameo, pero no se conserva.
II-               El  Evangelio según San Marcos.
Su nombre, de acuerdo con el testimonio de Lucas, era Juan (Hechos 12,12).
Probablemente era un joven romano que estuvo en contacto con Jesús en su juventud, con Pedro y Pablo entre otros. La tradición dice que fue secretario del segundo, que lo envió a fundar la iglesia en Alejandría.
Su versión dependería de la prédica de Pedro y está dirigida a los romanos concretamente y genéricamente a los pueblos paganos.
Su finalidad es probar que Jesús es hijo de Dios, por eso insiste en los milagros, y en este caso, a pesar de su brevedad, es el que contiene mayor número de ellos, pues estos son argumentos al alcance del mundo pagano. No obstante, también se percibe la preocupación  por exaltar la figura humana de Jesús, deteniéndose en diferentes aspectos de la vida cotidiana.
III-           El Evangelio según San Lucas.
De los cuatro evangelistas es el único de cultura helénica. Nació en Antioquía, medico de profesión, discípulo de los apóstoles, después siguió a Pablo. A éste lo acompañó en su última prisión antes de su martirio.
No fue testigo directo de los hechos de Jesús. Se basa  en el  Evangelio oral, respetuoso de sus fuentes y siguiendo un criterio cronológico.
Su versión está dirigida a los gentiles, especialmente a los griegos, pero ya convertidos. Para probar que Jesús es el mesías recurre a la genealogía (procedimiento utilizado también en San Mateo), pero como su aspiración es universal indica como comienzo a Adán.
Un perfil acentuado en este Evangelio es el de Jesús como el Salvador (Soter), de allí es que se dice que el mismo tiene carácter soteriológico. Además insiste en la virtud de la misericordia, como aspecto esencial a la nueva doctrina, exaltando  el amor por los pobres y por todos aquellos que eran despreciados por los hebreos, como publicanos y samaritanos. Del mismo modo se condena con firmeza a quienes tienen el corazón endurecido, a los fariseos, hipócritas etc. Podemos concluir, por lo tanto, que es el evangelista que insiste más en el aspecto social de la doctrina.
IV-           El Evangelio según San Juan.
Se lo considera el último de los textos evangélicos, y además tiene una  apariencia diferente.
La redacción se vincula a las primeras herejías dentro del cristianismo, que ya habían sido percibidas por Pablo, su maestro. El papel de Juan fue por un lado, hacerse cargo de la iglesia de Efeso a la muerte del apóstol, por otro, encauzar, a  través del texto, la recién nacida doctrina cristiana.
Su versión está enfocada a la gente culta, impregnada de filosofía helénica,  a la que se dirige en su propia lengua, pretendiendo probar el carácter mesiánico de Jesús y su primacía sobre Juan el Bautista, a quien se indicaba en aquella época como el verdadero mesías.
Lo más destacable de él es su fuerte contenido doctrinal.

Las primeras tres versiones son sinópticas, esto es, que se aprecian a simple vista sus similitudes y diferencias. Juan, entre tanto, no lo es. Aquellos tres se habrían basado en una fuente perdida a la que se ha designado Q, inicial  que en alemán tiene la palabra fuente.
Se ha dicho que crean un género al que han denominado biográfico- apologético, pues narran parcialmente la vida de Jesús, destacando la prédica, pasión, muerte y resurrección de éste con la finalidad de exaltarlo como el mesías.
Son textos:
v     Didácticos, pues difunden las enseñanzas de Jesús.
v     Dogmáticos, debido a que establecen las verdades esenciales (origen divino de Jesús, unidad con el padre, la inmortalidad del alma etc.).
v     Catequísticos. Son textos que tienen la finalidad de promover la conversión.

V- Libro de los Hechos de los Apóstoles.
Aparece a primera vista como un libro histórico, aunque contiene aspectos doctrinales.
Su autor, Lucas, cuenta las persecuciones de que fueron objeto los apóstoles, como lo había previsto Jesús. También contiene las revelaciones de éste durante cuarenta días después de su muerte.
VI- Epístolas.
Son las cartas dirigidas por los apóstoles a las primeras comunidades cristianas.
Hay dos grupos: a) particulares, es decir, dirigidas a una iglesia determinada, y b) universales, dirigidas a todos los fieles.
El primer núcleo comprende especialmente las epístolas de Pablo; el segundo, las de Santiago, Pedro, Juan y Judas Tadeo.
VII- Apocalipsis (revelación).
No fue determinado por la exigencia de la catequesis, sino que es el resultado de una experiencia personal y sobrenatural del apóstol.
Este libro, que tiene como idea central la victoria de Cristo, cuando éste arribe por segunda vez, recoge las tradiciones con respecto al último día de la humanidad. La utilización de símbolos hace a este texto oscuro, por lo menos a la primera lectura.





Biblia de Salamanca. Génesis 1,2,3


Génesis
1. 1Al principio creó Dios los cielos y la tierra.2 La tierra estaba confusa y vacía, y las tinieblas cubrían la haz del abismo, pero es espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas. 3 Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz 4 Y vio Dios ser buena la luz y la separó de las tinieblas; 5 y a la luz llamó día y a las tinieblas noche, y hubo tarde y mañana, día primero. 6 Dijo luego Dios: “Haya firmamento en medio de las aguas, que separe unas de otras”; y así fue. 7 E hizo Dios el firmamento de las aguas, las aguas que estaban debajo del firmamento de las que estaban sobre el firmamento. Y vio Dios ser bueno. 8 Llamó Dios al firmamento cielo, y hubo tarde y mañana, día segundo. 9 Dijo luego: “Júntense en un lugar las aguas de debajo de los cielos y aparezca lo seco”. Así se hizo, 10 y se juntaron las aguas de debajo de los cielos en sus lugares y apareció lo seco; y a lo seco llamó Dios tierra, y a la reunión de las aguas, mares. Y vio Dios ser bueno. 11 Dijo luego: “Haga brotar la tierra hierba verde, hierba con semilla y árboles frutales y con su simiente, cada uno con su fruto  según su especie y con su simiente, sobre la tierra” Y así fue.12 Y produjo la tierra hierba verde, hierba con semilla y árboles frutales con su semilla cada uno. Vio Dios ser bueno; 13 y hubo tarde y mañana, día tercero. 14 Dijo luego Dios: “Haya en el firmamento de los cielos lumbreras para separar el día de la noche y servir de señales a estaciones, días y años; 15 y luzcan en el firmamento de los cielos, para alumbrar la tierra”. Y así fue. 16 Hizo Dios los dos grandes luminares, el mayor para presidir el día, y el menor para presidir la noche, y las estrellas, 17 y los puso en el firmamento de los cielos para alumbrar la tierra, 18 y presidir el día y la noche, y separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios ser bueno, 19 y hubo tarde y mañana, día cuarto. 20 Dijo luego Dios: “Hiervan de animales las aguas y vuelen sobre la tierra las aves bajo el firmamento de los cielos” Y así fue. 21Y creó Dios los grandes monstruos del agua y todos los animales que bullen en ella, según su especie, y todas las aves aladas, según su especie. Y dio Dios ser bueno, 22 y los bendijo diciendo: “Procread y multiplicaos, y henchid las aguas del mar, y multiplíquense sobre la tierra las aves”. 23 Y hubo tarde y mañana, día quinto. 24 Dijo luego Dios: “Brote la tierra seres animados según su especie, ganados, reptiles, bestias de la tierra según su especie”. Y así fue. 25 Hizo Dios todas las bestias de la tierra según su especie, los ganados según su especie y todos los reptiles de la tierra según su especie, los ganados según su especie y todos los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios ser bueno. 26 Díjose entonces Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los peces del mar sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre las bestias de la tierra, y sobre cuantos animales se mueven sobre ella” 27 Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios le creó, y los creó macho y hembra; 28 y los bendijo Dios, diciéndoles: “Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados, y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra” 29 Dijo también Dios: “Ahí os doy cuantas hierbas de semilla hay sobre la haz de la tierra, y cuantos árboles producen fruto de simiente, para que todos os sirvan de alimento. 30 También a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todos los vivientes que sobre la tierra están y se mueven, y a todos los vivientes que sobre la tierra están y se mueven, les doy por comida cuanto de verde hierba la tierra produce” Y así fue. 31 Y vio Dios ser muy bueno cuanto había hecho, y hubo tarde y mañana, día sexto.
2.1 Así fueron acabados los cielos, y la tierra, y todo su cortejo. 2 Y rematada en el día sexto toda la obra    que había hecho, descansó Dios el día séptimo de cuanto hiciera; 3 y bendijo el día séptimo y lo santificó, porque en él descansó Dios de cuanto había creado y hecho. 4 Este es el origen de los cielos y la tierra cuando fueron creados. 4b Al tiempo de hacer Yahvé Elohim los cielos y la tierra, 5 no había aún arbusto alguno en el campo, ni germinaba la tierra hierbas, por no haber todavía llovido Yahvé Elohim sobre la tierra ni haber todavía hombre que la labrase, 6 y sacase agua de la tierra para regar la superficie del suelo. 7 Formó Yahvé Elohim al hombre del polvo de la tierra y le inspiró en el rostro aliento de vida, y fue así el hombre ser animado. 8 Plantó luego Yahvé Elohim un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre a quien formara.  9 Hizo Yahvé Elohim brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar, y en el medio del jardín el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10 Salía de Edén un río que regaba el jardín y de allí se partía en cuatro brazos. 11 El primero se llamaba Pisón, y es el que rodea toda la tierra de Evila, donde abunda el oro, 12 un oro muy fino, y a más también bedelio y ágata; 13 y el segundo se llama Guijón, y es el que rodea toda la tierra de Cus; 14 el tercero se llama Tigris y corre al oriente de Asiria; el cuarto es el Eufrates. 15 Tomó, pues, Yahvé Elohim al hombre y le puso en el jardín de Edén para que lo cultivase y guardase, 16 y le dio este mandado: “De todos los árboles del paraíso puedes comer, 17 pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” 18 Y se dijo Yahvé Elohim : No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle una ayuda semejante a él” 19 Y Yahvé Elohim trajo ante Adán todos cuantos animales del campo y cuantas aves del cielo formó de la tierra, para que viese cómo los llamaría, y fuese el nombre de todos los vivientes el que él les diera. 20 Y dio Adán nombre a todos los ganados, y a todas las aves del cielo, y a todas las bestias del campo; pero entre todos ellos no había para Adán ayuda semejante a él 21 Hizo, pues, Yahvé Elohim caer sobre Adán un profundo sopor, y, dormido, tomó una de sus costillas, cerrando en su lugar la carne 22 y de la costilla que de Adán tomara, formó Yahvé Dios a la mujer y se la presentó a Adán. 23 Adán exclamó: “Esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne”. Esto se llamará varona, porque del varón ha sido tomada. 24 Dejará el hombre a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola carne. ” 25 Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, sin avergonzarse de ello.

3 1 “Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Yahvéh Elohim, dijo a la mujer: “¿Conque os ha mandado Elohim que no comáis de los árboles todos del paraíso?” 2 Y respondió la mujer a la serpiente: “Del fruto de los árboles del paraíso comemos 3 pero del fruto del que está en medio del paraíso nos ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, no vayáis a morir”.4 Y dijo la serpiente a la mujer: “No, no moriréis; 5 es que sabe Elohim que el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Elohim conocedores del bien y del mal”. 6 Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno para comerse, hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio también de él a su marido, que también con ella comió. 7Abriéronse los ojos de ambos, y viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores. 8 Oyeron a Yahvéh Elohim que se paseaba por el jardín al fresco del día, y se escondieron de Yahvéh Dios el hombre y su mujer, en medio de la arboleda del jardín. 9 Pero llamó Yahvéh Dios al hombre diciendo: “¿Dónde estás?” 10Y éste contestó: “Te he oído en el jardín, y temeroso porque estaba desnudo me escondí”. 11 “¿Y quién, le dijo, te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol de que te prohibí comer?” 12 Y dijo el hombre: “La mujer que me diste por compañera me dio de él y comí”. 13 Dijo, pues, Yahvéh Elohim a la mujer: “¿Por qué has hecho eso?” Y contestó la mujer: “La serpiente me engañó y comí”. 14 Dijo luego Yahvéh Dios a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita serás entre todos los ganados y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida 15 Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer. Y entre tu linaje y el suyo;  este te aplastará la cabeza, y tú le acecharás el calcañal”. 16 A la mujer le dijo: “Multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Parirás con dolor los hijos Y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará”.  17 Al hombre le dijo: “Por haber escuchado a tu mujer, comiendo del árbol que te prohibí comer, diciéndote no comas de él: por ti será maldita la tierra; con trabajo comerás todo el tiempo de tu vida; 18 Te dará espinas y abrojos y comerás de las hierbas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella has sido tomado; ya que polvo eres, y al polvo volverás”.
20 El hombre llamó Eva a su mujer, por ser la madre de todos los vivientes. 21 Hízoles Yahvéh Dios al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 22 Díjose Yahvéh Dios: “He ahí al hombre hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; que no vaya ahora su mano al árbol de la vida, y comiendo de él, viva para siempre”. 23 Y le arrojó Yahvéh Dios del jardín de Edén, a labrar la tierra de que había sido tomado. 24 Expulsó al hombre y puso delante del jardín de Edén un querubín, que blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de la vida.”

Sagrada Biblia. Nácar-Colunga. Biblioteca de autores cristianos.
Profesores de Salamanca

Literatura bíblica


Información de literatura bíblica
El nombre
La Biblia es un conjunto de libros sagrados para diversas religiones. El nombre- neutro plural en latín originariamente- podría traducirse como los libros, o, como prefiere decirse: el libro de los libros, señalando de este modo su importancia. Vale recordar aquí que biblae en latín significa libros, y es un neutro plural
Dependiendo de  la religión se llama “Santa Biblia” o “Sagrada Biblia”. Aquella es la denominación que corresponde a las diversas religiones protestantes, ésta la que recibe en el Catolicismo. Pero esto es más que una cuestión de nombres. Varían los libros que la integran, a veces la calidad literaria de las traducciones, así como el nombre que recibe Dios: Jehová en las traducciones protestantes, Yahvéh en las católicas.
Los hebreos, sin embargo, no tienen un nombre único para designar a los textos. Los identifican por la sigla T.N.K. iniciales de los tres grupos: Torah, Nebihim y Ketubihim, es decir, Ley,  Profetas y Otros Escritos.
Canon
Como se señalaba anteriormente las Biblias  son diferentes de acuerdo a las religiones. Esto depende del criterio de inspiración
Se llama literatura inspirada a aquella por la cual Dios se comunica con el hombre a través de un autor; éste sería un instrumento de la divinidad para difundir una verdad revelada. De acuerdo con este criterio de inspiración, y dependiendo de las religiones, difieren los libros de los que consta la Biblia. El Antiguo Testamento- que se basa en el pacto o alianza entre Yahvéh y los hebreos- es considerado inspirado para hebreos y cristianos. El Nuevo Testamento- que se refiere al pacto entre Dios y la humanidad a través de Jesús, el mesías- sólo tiene valor sagrado, revelado, para los cristianos.
¿Por qué se llama Testamento?
Los hebreos usaban la voz alianza para referirse a las relaciones entre el pueblo y la divinidad, puesto que éstas se basaban en un pacto o compromiso mutuos. Los latinos tradujeron la voz griega diatheke , que tiene dos acepciones: pacto y testamento, registrando uno sólo de los significados: testamentum. De este modo se falseó el significado original. De la igualdad de partes que supone un pacto, se pasó a la idea de legado eterno que debe aceptarse sin discusión.
Canon significa regla o vara de medir. Lo que determina este canon, es decir lo que mide es la inspiración de los textos. Por lo tanto los que están en la Biblia se encuentran canonizados, pero difieren en los criterios.
Clasificación de los cánones del Antiguo Testamento
Existen dos cánones del Antiguo Testamento: el hebreo o jerosolimitano y el alejandrino, llamados también respectivamente primer y segundo canon, y por tanto a los libros que los componen: protocanónicos y deuterocanónicos
El canon hebreo comprende, en apariencia veinticuatro libros clasificados en tres series: Torah, Nebihim y Ketubihim; ley, profetas y otros escritos. ). El número 24 es artificioso, pues para obtenerlo se agrupan varios libros en uno, lográndose así esa cantidad que corresponde a la de las letras en el alfabeto hebreo. En las versiones modernas, que distinguen cada libro por su nombre, éste aparece compuesto por 39 libros, su ordenamiento supuestamente es cronológico; así, el Libro de Rut se coloca como apéndice del libro de los Jueces, pues la anécdota que narra se ubica en la época de estos últimos. Sin embargo, cabe destacar que esto no implica que correspondan al mismo orden de composición. Como ejemplo puede citarse el primer capítulo del Génesis que es muy posterior en su composición al capítulo siguiente, el segundo.
       La clasificación en Torah, Nebihim, y Ketubihim señala una diferencia en importancia, en veneración, tal vez, en fecha de incorporación al libro santo. La Torah, que comprende el Pentateuco, fue considerada como el sector sagrado por excelencia siempre y, seguramente, fue la más copiada y la mejor conservada. Su lectura total se realiza durante el año litúrgico hebreo. El sínodo de Jamnia en el siglo II D.C. revisó y ratificó este canon.
El canon alejandrino Ordena los libros según su asunto, y los clasifica en ley, libros históricos, proféticos y didácticos, sapienciales o poéticos. Si tenemos en cuenta ambos cánones, el A.T. comprende 46 libros: 39 del canon hebreo y 7 que agrega el alejandrino. Para hebreos y protestantes los libros que se añaden son espurios, apócrifos, que significa escondidos. También se los conoce como deuterocanónicos, puesto que fueron aceptados por el segundo canon.  Éstos son más modernos e influidos por la ideología helénica. Algunos libros deuterocanónicos o apócrifos son: “Macabeos”, “Tobías”, “Judit”, “Eclesiástico”.
La aparición de Jesús incorporó, para los cristianos como se ha dicho, otros veintisiete libros, que forman el Nuevo Testamento. También pueden distinguirse en él libros históricos, proféticos y didácticos o sapienciales.
Al producirse la escisión religiosa que divide a los cristianos en católicos y protestantes, aquéllos adoptan el canon alejandrino y éstos el hebreo o jerosolimitano.  Por lo tanto:
§Los hebreos aceptan sólo el A.T. (libros protocanónicos) Rechazan los apócrifos o deuterocanónicos.
§Los protestantes aceptan el canon hebreo, libros protocanónicos, y además el Nuevo Testamento con sus veintisiete libros.
§Católicos y ortodoxos admiten el canon alejandrino (cuarenta y seis libros) y además el Nuevo Testamento.
Lenguas.

            Se han utilizado tres lenguas en la composición de la Biblia: hebrea, aramea y griega. El hebreo, de origen semita, que fuera durante siglos una lengua viva, se vio suplantada después en el habla corriente por el arameo y se conservó como lengua sagrada. Hoy, el estado de Israel le devolvió su condición primitiva al hacerlo su idioma oficial.
            Esta lengua tiene de común con las otras lenguas semitas varias características: el núcleo de la palabra (su raíz) está en las consonantes (generalmente en número de tres) que la constituyen; las vocales no tienen otro valor que modificar el significado de la palabra, pero siempre en el sentido que le confiere la raíz.
             Cuando esta lengua se fijó por escrito (se escribe de derecha a izquierda) sólo se escribieron las consonantes; las vocales correspondientes a cada caso se conservaron en la tradición oral, y fueron fijadas posteriormente por los Masoretas. Si bien el número de raíces no es numeroso, alrededor de 2000, la lengua se enriquece con las múltiples formas que expresan otros tantos matices de la idea fundamental.
            El verbo es la base de la gramática hebrea: consta de dos tiempos, perfecto e imperfecto, que son bastante imprecisos y de uso indistinto; según los casos, el imperfecto equivale al presente, al imperfecto o al futuro.
            Las proposiciones son breves y muy simples, y se asemejan a las construidas por los niños, a causa de la ausencia de elementos que hacen compleja la sintaxis de otras lenguas. Estas proposiciones repiten habitualmente palabras, incluso nombres propios y se enlazan mediante la conjunción y, que se reitera continuamente. Abundan las voces onomatopéyicas, que son numerosas entre los verbos, los que se vuelven así sumamente descriptivos. Todo esto da a la lengua hebrea un carácter sumamente peculiar
            Al hebreo de la Biblia se le llama hebreo clásico.
            La mayoría de los libros del Antiguo Testamento fueron compuestos en hebreo.
            El arameo fue una forma semita vulgar que se difundió como lengua internacional entre los pueblos de aquel origen y llegó, en Palestina, a suplantar al hebreo en el habla corriente. Era la lengua que se hablaba allí en tiempos de Jesús, y en ella fueron compuestos fragmentos del Antiguo Testamento y, casi seguramente, el primitivo texto del Evangelio según San Mateo.

El griego popular o koiné, hablado en todas las regiones influidas por el helenismo, era la lengua internacional del Mediterráneo. En ella se compusieron los demás libros del Nuevo Testamento, y los llamados “deuterocanónicos” del Antiguo Testamento. 
La religión hebrea
A través de los libros que integran la Biblia podemos conocer el pensamiento religioso hebreo. Generalmente se señalan cuatro rasgos distintivos que se desarrollarán a continuación: el monoteísmo, la moral, el mesianismo.
El  monoteísmo
Es un lugar común señalar que la religión hebrea es monoteísta oponiéndola a la griega politeísta y antropomórfica. Sin embargo debe relativizarse esa aseveración.
Desde la óptica religiosa se afirma que el mensaje monoteísta ha existido desde el comienzo mismo del pueblo hebreo. Los autores bíblicos, los profetas, los reyes y jueces se han encargado de ello.  Se explican las experiencias politeístas como producto de la incapacidad e inmadurez de este pueblo para comprender una idea, el monoteísmo, que implica un pensamiento abstracto.
Visto desde la arqueología y la antropología habría existido una evolución del pensamiento hebreo. Se habrían dado una sucesión de etapas: la idolatría y politeísmo, la monolatría y etnolatría, y por último, el monoteísmo.
La idolatría y el politeísmo se sitúan en el período pre mosaico, es decir antes de Moisés. En esta época se ha podido constatar por medio de excavaciones en Ur,  el lugar de donde procede Abraham, la existencia de ídolos, dioses lares que protegían los hogares. Asimismo se consultan magos, tienen fetiches, se realizan sacrificios y se constatan ritos a otros dioses como Baal a quien se invoca en los cultos a la fertilidad.
En la época de Moisés, período mosaico o pre profético,  las creencias religiosas de los hebreos evolucionan hacia la monolatría y etnolatría, conceptos que deben ser aclarados.
Llamamos monolatría a la creencia en un dios, aunque aceptando que existen otros. Por tanto los hebreos adoran a Yahvéh como su Dios, pero  admiten que existen otros dioses. El segundo concepto, etnolatría, significa que es un dios propio de una nación, puesto que étnico es aquello que pertenece a una raza o una nación.  Monoteísmo, en cambio, es la creencia en un único dios porque éste es el único que existe.
En la época de Moisés se ubica la monolatría y etnolatría, pero aún no existe el monoteísmo afianzado a nivel popular, inclusive puede observarse periódicamente cómo se construyen ídolos o se adoran a otros dioses, creencias que implican una regresión al periodo anterior.
Yahvéh en este período no es omnipresente, domina en el territorio de Israel, pero ya no actúa fuera de éste. Es imperfecto, tiene ataques de ira, castiga, discute, pelea, se pasea. Inclusive se aprecia en esta época el antropomorfismo de la divinidad. Se parece a un hombre, pero tiene un poder mucho mayor.
Por último, en la época de los profetas, Yahvéh se universaliza. El mensaje del Dios, a través de los mensajeros se difunde a otros pueblos, como lo testimonia el libro de Jonás. En éste el profeta es enviado por la divinidad a difundir su mensaje, que todos debían convertirse a la fe, puesto que de lo contrario, Nínive, la capital del imperio asirio, sería destruida. La conversión se produce y, por tanto, la capital de dicho imperio, fuerte enemigo de los hebreos, pasa a tener el mismo Dios.
Podemos decir que en este momento se sitúa el monoteísmo. Yahvéh se transforma en un dios de los enemigos, que dejan de serlo, por ende. Es misericordioso, perdona y ama a sus criaturas. Es perfecto: omnipotente, omnisciente, eterno (anterior a la creación e increado), justo, espiritual y trascendente. Desaparece todo rasgo antropomórfico del periodo anterior como las limitaciones que se han observado. Rechaza holocaustos y ofrendas; exige un corazón puro y una conducta justa
Alianza
La religión hebrea se basa en la existencia de una alianza o pacto, esto supone que hay dos partes que otorgan algo a cambio de un bien. Hay dos alianzas: la antigua, entre Yahvéh y el pueblo, representado en Abraham; y la nueva, entre Dios y la humanidad, cuyo intermediario es Jesús. La primera es una alianza particular y restrictiva, la segunda tiene carácter universal.
El Antiguo Testamento cuenta la relación entre Yahvéh y el pueblo hebreo; el Nuevo Testamento narra la llegada de Jesús, considerado el mesías por algunos y rechazado por otros. Como se ha señalado al principio del trabajo Antiguo Testamento significa Antigua Alianza; Nuevo Testamento, Nueva Alianza. El error conceptual, se ha indicado, proviene de la traducción latina.
Primer pacto. Según cuenta el Génesis Yahvéh se apareció ante Abraham y le ordenó salir de su tierra: “Salte de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre, para la tierra que yo te indicaré, yo te haré un gran pueblo y engrandeceré tu nombre…” Así lo hace Abraham. El Dios le prometerá protección y ayuda constantes, simbolizados en la bendición, la concesión de la tierra prometida[1], una descendencia numerosa como las arenas del desierto y las estrellas del cielo, y el señorío sobre las demás naciones.
Abraham, por su parte debe adorar exclusivamente a Yahvéh y acatar su voluntad.  Este pacto, como todos, se sella con sangre, así sucede con el carnero con el que suplanta a Isaac, el primer hijo con Sara, después de que lo salvara el ángel de Dios. Esta alianza  se renueva cada vez que nace un hebreo a través de la circuncisión, como lo ordena Yahvéh:
 “Circuncidad todo varón, circuncidad la carne de vuestro prepucio, y ésa será la señal de mi pacto entre mí y vosotros. A los ocho días de nacido, todo varón   será circuncidado en vuestra descendencia”    
La ratificación del pacto se realiza a través de Moisés, cuando Yahvéh se aparece en una zarza ardiente. Se identifica ante aquél diciendo; “Yo soy el que soy. Así responderás a los hijos de Israel: Yo soy me manda a vosotros” Luego le ordena  sacar a su pueblo de Egipto y llevarlo al Canaán. Si el faraón no lo permitiera mandará prodigios, entiéndase aquí las diez plagas. Es la sangre del cordero o cabrito pascual lo que sella esta ratificación.
“La res será sin defecto, macho, primal, cordero o cabrito. Lo reservarás hasta el día catorce de este mes y toda la asamblea de Israel lo inmolará entre dos luces. Tomarán de su sangre y untarán los postes y el dintel de la casa donde se coma. Comerán la carne esa misma noche, la comerán asada al fuego, con panes ácimos y lechugas silvestres… es la Pascua de Yahvéh. Esa noche pasaré yo por la tierra de Egipto y mataré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los animales y castigaré a todos los dioses de Egipto…La sangre servirá de señal en las casas donde estéis; yo veré la sangre y pasaré de largo, y no habrá para vosotros plaga mortal cuando yo hiera la tierra de Egipto”
    
Segundo pacto. La "Nueva Alianza" extiende los privilegios de Israel a los hombres de todos los pueblos, y se encuentra narrada en el Nuevo Testamento. Esta nueva formulación se realiza en la persona de Jesús, considerado el mesías por un sector de y también se sella con la efusión de sangre, en el monte Calvario

Moral
Toda religión se basa en una serie de principios morales, que se proyectan en su doctrina. En el caso de la religión hebrea Yahvéh es el legislador en razón de que éste es el creador del hombre, y por ende sabe qué es bueno para él. Asimismo, al crear al hombre y ubicarlo en el Edén, el Paraíso terrenal, coloca en él dos árboles, el de la vida y el de la ciencia del bien y del mal. A través del mismo se adjudica el conocimiento, y determinar qué es bueno y malo para su creatura. Prohíbe aquello que lo daña, aprueba lo que contribuye a su felicidad. El pecado no sólo afecta al individuo sino a la comunidad,  puesto que aquél ejerce un poder contaminante. Por este motivo la actitud en el Antiguo Testamento  ante el pecador es el total rechazo. (Ver salmo I) Sin embargo esto cambia en el Nuevo donde, a través del mesías, se difunde la misericordia.
La antigua ley es proclamada en el monte Sinaí, donde Moisés recibe las tablas de la ley.

“Y habló Dios todo esto diciendo:”Yo soy Yahvéh, tu Dios, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. No tendrás otro Dios que a mí. No te harás esculturas ni imagen alguna de lo que hay en lo alto de los cielos, ni de lo que hay abajo sobre la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas, y no las servirás, porque yo soy Yahvéh, tu Dios, un Dios celoso, que castiga en los hijos las iniquidades de los padres hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, y hago misericordia hasta mil generaciones de los que me aman y guardan mis mandamientos.
No tomarás en falso el nombre de Yahvéh, tu Dios, porque no dejará Yahvéh sin castigo al que tome en falso su nombre.
Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás tus obras, pero el séptimo día es día de descanso, consagrado a Yahvéh tu Dios…pues en seis días hizo Yahvéh los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos se contiene, y el séptimo descansó; y por eso bendijo Yahvéh el día sábado y lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años en la tierra que Yahvéh, tu Dios, te da.
No matarás.
No adulterarás.
No robarás.
No testificarás contra tu prójimo falso testimonio.
No desearás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de cuanto le pertenece.”


Además de esta formulación puede encontrarse una enunciación más simple en el Deuteronomio, libro que integra el  Pentateuco, cuyo nombre significa segunda ley. En éste Moisés difunde al pueblo de Israel lo que Yahvéh le comunicó en Horeb.
Como puede observarse los mandamientos, tal cual se enseñan en la actualidad por el cristianismo, tienen variaciones con respecto al original. Las mismas se introducen a partir del advenimiento del mesías. La doctrina de Jesús, manifiesta en el Sermón  de la Montaña, lleva a ésta moral a su más alto grado de  desarrollo y perfección.
 Además del decálogo el pueblo recibió a través de Moisés, un completísimo código en muchos aspectos superior al de Hammurabí, que regula todo lo referente a la vida colectiva, nacional y familiar, la organización política y al culto religioso.     El Levítico y el Deuteronomio son dos libros que se ocupan de la legislación.
Mesianismo
Es un fenómeno histórico propio y exclusivo del pueblo hebreo. Puede definirse como “la constante espera por parte de Israel de una felicidad incomparable (nunca separada del elemento religioso) prometida y realizada por una intervención extraordinaria de Dios”
El término mesías es una voz hebrea –mashiah-que significa ungido o consagrado mediante la unción. La voz cristo, de origen griego, es equivalente a aquélla.
Desde el principio pueden observarse dos grandes papeles mesiánicos:
§ un mesianismo colectivo que se le asigna a todo el pueblo de Israel sobre las demás naciones, en razón del primer pacto.
§ Un mesianismo individual, por el cual se puede apreciar la creencia en el advenimiento de un salvador –soter-. Sin embargo difieren las características que se le atribuyen. Así puede distinguirse un grupo de textos en los que se espera un rey, fuerte, poderoso, que, espada en mano vendrá a liberar al pueblo del sufrimiento y la dominación. En este caso puede observarse la relación con el primer pacto en el cual Yahvéh promete poner a su pueblo sobre los demás de la tierra. Otro grupo de textos, entre los que puede destacarse a Isaías insisten en un sacerdote, víctima, pero también redentor, que, en lugar de salvarlos materialmente vendrá a realizar la labor soteriológica espiritualmente.

Aquellos que esperaban al rey que luchara contra los enemigos, no admitieron a Jesús como mesías y por ello lo esperan aún hoy. Quienes creían que el reino del salvador sería espiritual lo aceptaron y forman el cristianismo.

 Bibliografía:
Argenzio, María del Socorro: “Información de Literatura Bíblica” Mosca 1958.
Menafra, Luis Alberto: “Literatura Bíblica” Ediciones del Partenón, 1975
Vilariño, Idea: “La literatura Bíblica. El Antiguo Testamento”. Editorial Técnica, 1976.
García Gibert, Javier: “Consagradas Escrituras. Diez ensayos sobre Literatura Bíblica” Editorial Antonio Machado, libros, 2002.



[1] El Canaán, que significa tierra de leche y miel